
Una prueba especial que se redujo a 476 km, por las altas exigencias en las dunas de Atacama, marcará la etapa más dura de la travesía; el campamento en Copiapó, en la soledad absoluta.
COPIAPO, Chile.- Los integrantes del equipo Volkswagen estaban prestos a cenar. En un monitor se mostraban las imágenes del Dakar por la cadena Fox Sports. Por allí apareció Carlos Sainz, el cómodo líder y la gran estrella de la dura competencia. Se acercó a la pantalla y preguntó: "¿Ya pasaron mis maniobras?". Al no tener respuesta, ya que ninguno de los que estaban en la mesa había visto la emisión desde su comienzo, se quedó. La charla fue coloquial, entretenida, y Sainz hasta destacó la postura de su familia, que no le agrega tensión a la distancia en un compromiso deportivo significativo para el español, ya que puede ser la última actividad como piloto del ex campeón mundial.
Pero la mente de Sainz, pese a mantenerse bien firme en la vanguardia de la clasificación general con su Touareg, tiene como principal preocupación la etapa de hoy -la 10», con una prueba especial de 476 kilómetros-, que comenzará y terminará en esta ciudad. En pleno desierto, donde la arena, el polvo y las piedras son los exclusivos elementos de una escenografía desoladora, asombrosa, imponente, intimidante?
Para muchos, el actual es el Dakar más duro de la historia. Con abandonos por doquier y cambios organizativos para alivianar las complicaciones en la zona montañosa, la carrera enfrentará hoy su etapa más dura; en ese sentido, anoche, a último momento, la organización decidió una fuerte reducción de casi 200 kilómetros para el especial de hoy, ya que originalmente el recorrido era de 670 km. Así, las dunas serán jueces que determinarán quiénes continuarán rumbo a la Argentina, para descender en la parte final de la carrera.
Muchos participantes denominan este lugar como un verdadero infierno. Dunas de hasta 1000 metros de altura y con extensiones que superan los 100 kilómetros conformarán un circuito bajo condiciones climáticas adversas con una amplitud térmica notable, como en todo desierto.
Ayer, apenas antes del mediodía, la temperatura alcanzaba los 10 grados, con cielo nublado y con una brisa tenue, mientras que a las 12.30, con un sol amenazante que se dejaba ver entre las nubes, ya se sufría el ascenso del termómetro hasta los 30 grados.
El viaje entre La Serena y Copiapó se sostiene por la ruta N° 5, la columna vertebral vial chilena. Son más de 400 kilómetros que se adentran en el desierto. Del asfalto surgen caminos que desembocan en distintas minas de cobre y de hierro. La actividad minera se advierte fácilmente. Camiones que transportan cubiertas de casi tres metros de diámetro sorprenden cada tanto. Así abastecen las enormes máquinas que se movilizan en las montañas.
El campamento del Dakar en Copiapó es una pequeña ciudad instalada, en apenas un día y medio, en el medio de la nada misma. Cerros, dunas, polvillo. Un paisaje amarillo, casi anaranjado por momentos, recibe a los participantes. De a ratos soplan vientos muy fuertes. Los lugareños advierten e indican que se intensifican por la tarde. Provocan las voladuras de algunas carpas, que pueden estar mal clavadas al árido suelo, o simplemente se instalan sin protecciones frente al sostenido movimiento del aire.El sol arde. Realmente, se hace insoportable y parece estar tan cerca de este lugar que las sombras no se alargan.
Desde la sorprendente partida en Buenos Aires, hace ya 11 días -algo que ya parece una eternidad-, de la que participaron 530 máquinas, sólo 359 todavía siguen en la competencia. De todas formas, Amaury Sport Organisation (ASO), la empresa responsable del rally, puede echar mano a modificaciones para alivianar la dureza de la prueba y permitir, al menos, que el porcentaje de arribos no resulte tan bajo. Para ello, en las últimas etapas, desde la salida de Neuquén, se acortaron tramos, debido a las pérdidas de muchos pilotos y retrasos por doquier. Ayer hubo una muestra de la llegada al desierto de Atacama, donde los pilotos arribaron tras salir de la zona portuaria de La Serena. Unos 13 kilómetros quedaron para otra oportunidad, en un sector en el que las dunas directamente se presentaron como una pared. Por allí no pasó el Dakar.
El programa de la televisión que se edita aquí llegó al final. Tras el adiós desde la pantalla y con el anuncio de la etapa de hoy, Carlos Sainz, celular en mano, se levantó y muy atentamente se despidió. Seguramente preocupado por lo que se viene, saludó: "Mañana será otro día, veremos?"
359 vehículos son los que siguen en competencia. En Buenos Aires habían largado 530
9574 kilómetros de recorrido total, el 3° en el Dakar; el más largo fue en 1992, con 12.427 km
Fuente: Diario La Nación
COPIAPO, Chile.- Los integrantes del equipo Volkswagen estaban prestos a cenar. En un monitor se mostraban las imágenes del Dakar por la cadena Fox Sports. Por allí apareció Carlos Sainz, el cómodo líder y la gran estrella de la dura competencia. Se acercó a la pantalla y preguntó: "¿Ya pasaron mis maniobras?". Al no tener respuesta, ya que ninguno de los que estaban en la mesa había visto la emisión desde su comienzo, se quedó. La charla fue coloquial, entretenida, y Sainz hasta destacó la postura de su familia, que no le agrega tensión a la distancia en un compromiso deportivo significativo para el español, ya que puede ser la última actividad como piloto del ex campeón mundial.
Pero la mente de Sainz, pese a mantenerse bien firme en la vanguardia de la clasificación general con su Touareg, tiene como principal preocupación la etapa de hoy -la 10», con una prueba especial de 476 kilómetros-, que comenzará y terminará en esta ciudad. En pleno desierto, donde la arena, el polvo y las piedras son los exclusivos elementos de una escenografía desoladora, asombrosa, imponente, intimidante?
Para muchos, el actual es el Dakar más duro de la historia. Con abandonos por doquier y cambios organizativos para alivianar las complicaciones en la zona montañosa, la carrera enfrentará hoy su etapa más dura; en ese sentido, anoche, a último momento, la organización decidió una fuerte reducción de casi 200 kilómetros para el especial de hoy, ya que originalmente el recorrido era de 670 km. Así, las dunas serán jueces que determinarán quiénes continuarán rumbo a la Argentina, para descender en la parte final de la carrera.
Muchos participantes denominan este lugar como un verdadero infierno. Dunas de hasta 1000 metros de altura y con extensiones que superan los 100 kilómetros conformarán un circuito bajo condiciones climáticas adversas con una amplitud térmica notable, como en todo desierto.
Ayer, apenas antes del mediodía, la temperatura alcanzaba los 10 grados, con cielo nublado y con una brisa tenue, mientras que a las 12.30, con un sol amenazante que se dejaba ver entre las nubes, ya se sufría el ascenso del termómetro hasta los 30 grados.
El viaje entre La Serena y Copiapó se sostiene por la ruta N° 5, la columna vertebral vial chilena. Son más de 400 kilómetros que se adentran en el desierto. Del asfalto surgen caminos que desembocan en distintas minas de cobre y de hierro. La actividad minera se advierte fácilmente. Camiones que transportan cubiertas de casi tres metros de diámetro sorprenden cada tanto. Así abastecen las enormes máquinas que se movilizan en las montañas.
El campamento del Dakar en Copiapó es una pequeña ciudad instalada, en apenas un día y medio, en el medio de la nada misma. Cerros, dunas, polvillo. Un paisaje amarillo, casi anaranjado por momentos, recibe a los participantes. De a ratos soplan vientos muy fuertes. Los lugareños advierten e indican que se intensifican por la tarde. Provocan las voladuras de algunas carpas, que pueden estar mal clavadas al árido suelo, o simplemente se instalan sin protecciones frente al sostenido movimiento del aire.El sol arde. Realmente, se hace insoportable y parece estar tan cerca de este lugar que las sombras no se alargan.
Desde la sorprendente partida en Buenos Aires, hace ya 11 días -algo que ya parece una eternidad-, de la que participaron 530 máquinas, sólo 359 todavía siguen en la competencia. De todas formas, Amaury Sport Organisation (ASO), la empresa responsable del rally, puede echar mano a modificaciones para alivianar la dureza de la prueba y permitir, al menos, que el porcentaje de arribos no resulte tan bajo. Para ello, en las últimas etapas, desde la salida de Neuquén, se acortaron tramos, debido a las pérdidas de muchos pilotos y retrasos por doquier. Ayer hubo una muestra de la llegada al desierto de Atacama, donde los pilotos arribaron tras salir de la zona portuaria de La Serena. Unos 13 kilómetros quedaron para otra oportunidad, en un sector en el que las dunas directamente se presentaron como una pared. Por allí no pasó el Dakar.
El programa de la televisión que se edita aquí llegó al final. Tras el adiós desde la pantalla y con el anuncio de la etapa de hoy, Carlos Sainz, celular en mano, se levantó y muy atentamente se despidió. Seguramente preocupado por lo que se viene, saludó: "Mañana será otro día, veremos?"
359 vehículos son los que siguen en competencia. En Buenos Aires habían largado 530
9574 kilómetros de recorrido total, el 3° en el Dakar; el más largo fue en 1992, con 12.427 km
Fuente: Diario La Nación